martes, 16 de enero de 2018

Yo quiero ser Paleomagneta - Elisabet Beamud

Y yo quiero ser...Paleomagneta
(Por Elisabet Beamud)

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Seguramente nadie (en su sano juicio) habrá pronunciado esta frase cuando empieza a pensar hacia dónde encarrilar su vida. Paleomagneta no entra dentro de las profesiones comunes en las que uno piensa. Yo llegué a paleomagneta después de estudiar geología. Sí que hubo un día en el que pensé “y yo quiero ser… geóloga!” y una cosa llevó a la otra. Estudié geología porque de repente sentí una gran curiosidad por entender cómo funcionaba ese sitio sobre el que tenía los pies… Y así durante la carrera aprendí cómo se formaban las montañas o se juntaban y separaban los continentes, abriendo y cerrando a la vez océanos y mares, por qué había distintos tipos de rocas o cómo funcionaban los volcanes y porqué estaban en sitios concretos del planeta. Y cuando, finalmente, me adentré en el paleomagnetismo, descubrí una rama de la ciencia que respondía también muchas de las preguntas sobre el funcionamiento de nuestro planeta: CUÁNDO se ha formado una cordillera, CÓMO era el campo magnético de la Tierra en el pasado o DÓNDE estaba un continente hace varios cientos de millones de años (el paleomagnetismo fue fundamental para el desarrollo de la teoría de la tectónica de placas). El Paleomagnetismo tiene muchas aplicaciones, pero yo me voy a centrar en su aplicación para responder al CUÁNDO mediante una de sus ramas, la magnetoestratigrafía. Pero vayamos por partes…

¿Qué es el Paleomagnetismo?

El Paleomagnetismo es el estudio del campo magnético de la Tierra registrado por las rocas. Las bases del Paleomagnetismo son, por un lado, que la Tierra genera un campo magnético que cambia su intensidad y dirección tanto en el espacio como en el tiempo y, por otro, que algunos minerales en la naturaleza pueden comportarse como imanes, es decir, mostrar una magnetización espontánea. Estos minerales magnéticos constituyen una pequeña fracción de los componentes totales de las rocas. Sin embargo actúan como pequeñas brújulas que se orientan según el campo magnético existente en el momento de formación de la roca y además son capaces de conservar esta magnetización durante millones de años. Por lo tanto, estudiando ese magnetismo fósil seremos capaces de saber cómo era el campo magnético cuando se formó la roca y podremos utilizar esa información para, entre otras cosas, saber la edad de una secuencia de rocas.

¿Cómo es el campo magnético terrestre?

El campo magnético terrestre se origina por el movimiento de convección del núcleo externo de la Tierra, que está formado por minerales ricos en hierro y se encuentra en estado semilíquido. En la superficie de la tierra, el campo magnético tiene una expresión dipolar o, dicho de otra forma, muestra dos polos de signo opuesto en los dos extremos del planeta. Tenemos que imaginar el campo magnético como originado por un imán muy grande centrado en el eje de rotación de la tierra (Fig. 1). Los cambios del campo magnético ocurren a diferentes escalas temporales, desde milisegundos o días como en el caso de las tormentas magnéticas, a variaciones de dirección e intensidad en el rango de décadas o siglos como en el caso de la variación secular, a variaciones en la escala de los miles y millones de años en las que los dos polos magnéticos intercambian su posición, el polo norte magnético pasa al polo sur y a la inversa, en lo que conocemos como inversiones magnéticas (Fig. 1).

Fig. 1. Campo magnético terrestre e inversiones de polaridad. El registro de las inversiones de polaridad ha dado lugar a la Escala de Tiempo de Polaridad Geomagnética (ETPG), la cual puede usarse para saber la edad de una secuencia de rocas. Figura modificada de Langereis et al., (2010)

La configuración actual en la que el polo sur del dipolo coincide con el polo norte geográfico se conoce como estadio de polaridad normal y el caso inverso, con el polo sur del dipolo cerca del polo sur geográfico se conoce como estadio de polaridad inversa (Fig. 1). Estas dos configuraciones se han ido alternando de manera aleatoria multitud de veces a lo largo de los millones de años de historia de la Tierra. La última inversión ocurrió hace unos 700.000 años. Las inversiones de polaridad tardan aproximadamente 10.000 años en producirse, puede parecer mucho tiempo, pero a escala geológica se considera que es un fenómeno global casi instantáneo. El carácter global y aleatorio de las inversiones es precisamente lo que les confiere utilidad como herramienta de datación.

¿Cómo podemos usar el campo magnético para datar? La Escala de Tiempo de Polaridad Geomagnética (ETPG) y la magnetoestratigrafía

El descubrimiento de las anomalías magnéticas del fondo oceánico proporcionó un registro sin precedentes de inversiones geomagnéticas que podían datarse desde la actualidad hasta el Jurásico Superior (hace 155 Ma).Durante la expansión oceánica, el material del manto asciende por la dorsal oceánica y se solidifica formando nueva litosfera oceánica a ambos lados de la dorsal. La corteza oceánica que forma la parte superior de esta litosfera está compuesta por rocas, mayoritariamente basálticas, que contienen minerales magnéticos que cuando se enfrían se magnetizan y orientan según el campo magnético terrestre. Por lo tanto, esta corteza oceánica va registrando los cambios de polaridad magnética de manera simétrica a ambos lados de la dorsal (Fig. 2). El registro de estas inversiones magnéticas ha dado lugar a un “código de barras” que constituye la base para la construcción de la escala de tiempo de polaridad geomagnética (ETPG).La transformación a edades absolutas (en Ma) de los perfiles de anomalías magnéticas del fondo oceánico se realiza mediante un número seleccionado de edades radiométricas. El intervalo de tiempo de polaridad geomagnética constante se denomina cron de polaridad y se representa en la ETPG como una barra negra cuando es de polaridad normal y como una barra blanca cuando es de polaridad inversa (Fig. 1 y 2). La duración de los crones varía de los 30000 años a varias decenas de millones de años.

Fig. 2. Formación de las anomalías magnéticas del fondo oceánico (figura modificada de Butler, 1992). Las porciones negras de la corteza oceánica representan polaridades normales y las porciones blancas corresponden a polaridades inversas, todas adquiridas durante el enfriamiento de la corteza oceánica.

El hecho de disponer de una ETPG con las edades de los crones calibradas permite la datación de secuencias estratigráficas. La magnetoestratigrafía se basa en la capacidad de las rocas de adquirir y conservar una magnetización paralela a la dirección del campo magnético terrestre presente cuando éstas se forman. En la datación magnetoestratigráfica identificaremos “magnetozonas” (porciones del registro estratigráfico con igual polaridad magnética) en el registro sedimentario y las correlacionaremos con crones geomagnéticos de edad equivalente.

¿Cómo se obtiene el patrón de magnetozonas? Muestreo y medida en laboratorio

El patrón de magnetozonas se obtiene midiendo la magnetización de las muestras que se recogen en el campo a lo largo de una o varias secciones estratigráficas. Un estudio magnetoestratigráfico requiere obtener muestras de roca en intervalos aproximadamente regulares a lo largo de la serie sedimentaria que queremos datar. El espaciado entre muestras debe permitir identificar todas las inversiones registradas a lo largo de la secuencia sedimentaria. El método de muestreo paleomagnético más generalizado es la perforación y posterior orientación de cilindros de roca en el campo (Fig. 3). Las muestras se perforan en el campo mediante una perforadora eléctrica (Fig. 3a) o de gasolina (Fig. 3b) refrigerada con agua y se orientan en el campo, marcando la dirección de perforación sobre el cilindro que acabamos de perforar (Fig. 3c, d). En el laboratorio las muestras se someten a lo que llamamos desmagnetización progresiva que es como un lavado magnético en el que vamos borrando las señales magnéticas que ha ido registrando la roca a lo largo de su historia para quedarnos con la más estable y que suele corresponder con la adquirida en el momento de formación de la roca.

Fig. 3. Muestreo paleomagnético con perforadora eléctrica (a), de gasolina (b) y orientación de las muestras en el campo (c) y (d).

Una vez obtenida la dirección paleomagnética podremos calcular la polaridad magnética en función de la posición estratigráfica de cada muestra definiendo así magnetozonas que formarán la magnetoestratigrafía local. En general, las magnetozonas se definen a partir de un mínimo de dos niveles estratigráficos consecutivos de igual polaridad. Si las magnetozonas obtenidas en la magnetoestratigrafía local se pueden correlacionar de manera inequívoca con los crones de la ETPG se podrá asignar la edad absoluta a cada límite de magnetozona de la magnetoestratigrafía local y establecer un marco temporal preciso para secuencias sedimentarias o volcánicas.

¿Y todo esto para qué sirve? ¿Por qué queremos datar las rocas?

La magnetoestratigrafía es una subdisciplina mayor dentro del paleomagnetismo en la que estratígrafos y paleontólogos trabajan juntos para solucionar una gran variedad de problemas geocronológicos. La datación y el control temporal son esenciales en Ciencias de la Tierra, ya que nos permiten correlacionar a nivel global secuencias de rocas de localidades alejadas y de contextos geológicos muy distintos o calibrar el registro fósil con la escala de tiempo. Poder responder al CUÁNDO es muy importante para conocer la velocidad de determinados procesos geológicos y poder cuantificar los mecanismos responsables de nuestras observaciones.

Elisabet Beamud
Doctora en Geología.
Laboratorio de Paleomagnetismo CCiTUB-ICTJA, CSIC

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